El Boss vino, vio y venció en Bilbao


26072009091

Bruce Springsteen en San Mamés

Explicar con palabras lo que vi ayer por la noche en San Mamés es imposible. Para los que no estuvieron viendo a Bruce Springsteen y su E Street Band ayer en Bilbao, lo que cuente a continuación puede aproximarse a lo que pasó pero siempre se quedará corto, muy corto con lo que dieron de sí 3 horas intensísimas de espectáculo. Como aperitivo y resumen, pego lo que dice una de las webs de referencia de Bruce en castellano, Point Blank:

«Bruce Springsteen ha dado esta noche en Bilbao un concierto memorable, de los que se recordarán en años. Por repertorio, por canciones, por una banda que ha tocado como nunca y, sobretodo, por un nivel de entrega, energía y savoir faire como sólo se ve en noches muy especiales. Con el recuerdo aún en la memoria del explosivo concierto en el BEC en 2007, hoy Springsteen ha dejado su huella en Bilbao de nuevo, de forma permamente. Pocas, muy pocas veces se ha visto un concierto con esta intensidad en España.»

Dicho esto poco se puede añadir pero para no dejaros con las ganas ahí van unos detalles. El comienzo del show ya anticipó lo que nos esperaba, una fiesta de rock por todo lo alto. Antes de subir la banda sobre el escenario, Nils Logfren empezó a tocar con el acordeón la popular «Desde  a Santurce a Bilbao». Vaya puntazo.

Cuando terminó esta sorprendente introducción, pudimos comprobar que la canción de apertura no fue Badlands (casi habitual en esta gira), sino The Ties That Bind. Daba lo mismo, desde el minuto uno ya tocaban con una energía para machacar a la audiencia. Sin descanso, con Bruce cambiando de guitarra cada 2 por 3 como si nada, fueron cayendo una trás otra hasta 29 canciones. Personalmente agradecí la inclusión de Murder Incorporated en el repertorio. Un setlist que varió como suele ser habitual en él y que contó con rarezas que hace tiempo que no sonaban como Factory o Does This Bus Stop at 82nd Street? o ya en los bises Rosalita (Come Out Tonight) y la versión de Chuck Berry You never can tell.

26072009087

Max Weinberg

El momento bonito y entrañable se dio cuando dejó el micrófono a un niño de no más de 10 años para que cantara el estribillo de Waitin’ on a sunny day y después auparlo junto a él. Este y otros gestos de complicidad con los fans de las primeras filas, así como sus palabras en castellano para decir que ellos ponían la música y nosotros el ruido, o su Kaixo Bilbao! añadían más calor a la noche. Pero todo esto sonaría a hueco sino fuera acompañado por toda la intensidad, energía y rock, mucho rock, que proyecta el Boss y su grupo desde que pisan el escenario. Un Springsteen de casi 60 años que tiene un aguante y una fuerza que seguramente se alimenta de cada grito y cada aplauso de los presentes en sus conciertos. Con esa devoción es muy difícil retirarse. El a cambio nos lo hace pasar bien pero Springsteen también transmite que se lo pasa fenomenal tocando y hace de cada show una fiesta. Después de casi 40 años de carrera parece que no está mal seguir teniendo ese espíritu. La tralla final terminó con 6 canciones en los bises. A las dos mencionadas anteriormente, hay que añadir una recuperada Jungleland, la festiva American Land, Dancing in the dark con una chica bailando con el Boss y por último el Twist & Shout con La Bamba intercalada daban por concluído un concierto de 3 horas que se me pasó rápidamente. Si el año pasado en Donosti dejó el listón muy alto, ayer lo superó con creces. El mejor dinero gastado. No os lo perdáis.

Una respuesta

  1. totalmente de acuerdo.. fue.. en fin.. lo mejor de lo mejor..

Replica a Helua Cancelar la respuesta