Sweet Child O’Mine. La cara intimista de Axl Rose.


Resulta ciertamente increíble, que una pequeña broma entre compañeros de profesión, acabe resultando uno de los mejores temas de la década. Esto fue exactamente lo que sucedió un día a Slash y Steven Adler, ambos componentes del grupo Gun’s & Roses.

Y es que el inicio de Sweet Child O’Mine se gestó a partir de una serie de juegos y bromas entre ambos, mientras calentaban antes de ponerse a tocar. Tanto les gustó el resultado de todo aquello al resto del grupo, que se convirtió en uno de los riff claves de esta canción. El resto lo adornó Axl Rose con una letra, o más bien, poema, a la que por entonces iba a ser su futura esposa.

Con unas dosis de sinceridad inhabituales en un destacado alborotador, el texto incluye frases lapidarias como «odiaría mirar a su amada a los ojos y ver una onza de dolor».

El publico desafortunadamente escuchó muy poco del solo de Slash, que bendice el largo final de la versión extendida del exitoso álbum Appetite for destruction, debido  a que su discográfica Geffen Records, preocupados por aspectos comerciales, decidió recortar los más de 5 minutos de canción.

Llegó al número uno de los Estados Unidos en 1988, y lo que fue más importante, animó a Axl Rose a componer otro de sus grandes temas, November Rain, donde se le dejó total libertad, si nos atenemos a los 9 minutos que dura la misma, y que formó parte del doble álbum Use your ilusion I y Use your ilusion II, que tanta repercusión tuvo, sobretodo ayudado por el tema You could be mine que formaba parte de la película Terminador II.