5 canciones en la vida de…Deiedra


Esta semana en la sección de cinco canciones, presentamos a un grupo de la margen izquierda de la ría del Nervión, en la provincia de Bizkaia. Con un estilo alejado de los circuitos comerciales, nos han sorprendido gratamente.

Para hablarnos de ellos, quién mejor que uno de sus componentes, Hibai, guitarrista y voz del grupo Deiedra.

Deiedra es una las pocas bandas en la zona de la margen izquierda del Nervión  y alrededores, que mezcla la música tradicional irish/scottish y old time americano. Letras llenas de sentimientos, vivencias, batallas y causas perdidas… donde cualquier foraster@ ve reflejado su rostro. En ellas encontramos desde la canciones más «taberneras y festivas», poderosas baladas, temas de sesión al más puro estilo de esos pubs con aroma a madera y también esos temas donde los forajidos, los sin ley, relatan sus hazañas.

Deiedra – Nerbioigo Pirata Beltzak (Adaptación del tema The Black Velvet band)

El cuerpo percusivo y rítmico lo pone Urritz con su bodhran (el latido de los países Celtas). Sergio se encarga de dar color y pasión con sus whistles y flauta travesera. Hibai los lleva con su guitarra acústica y rítmicas folkies, cerrando cada tema y composición, con su «voz tenor», reinventándose en cada historia.

En ellos pesan las voces de esos primeros The Dubliners, las percusiones de Flook o las cálidas melodías de Chieftains y Lunasa, con un toque más «asilvestrado y personal».Deiedra es una banda flexible, en el sentido de que actúan tanto en la cercanía de una taberna, en salas, grandes escenarios, en la calle. Un buen puñado de actuaciones avalan lo anteriormente dicho.

Deiedra – Azken agurraren beldur (farewell to nova scotia cover)

También puedes disfrutar de su música en tu reproductor, consiguiendo hasta el momento su primer disco y un segundo single con temas nuevos y algunos en directo, donde se mezclan letras en castellano, euskara e inglés.

Para conocer un poco mejor al grupo, le preguntamos a Hibai, por sus cinco canciones favoritas.

Mas que mis 5 canciones favoritas, que serían 5000, voy a hablar de las 5 que me han influido, de las que me han hecho sentir y soñar.

Seguramente la primera canción y una de las que hoy en día sigo escuchando, es la Canción del elegido del cantautor Silvio Rodriguez. Desde que era muy pequeño la escuchaba en mi casa, en la viejas cassettes de mis padres, y siempre me fascinó el escenario de la canción; cálida y atrevida, pero a la vez solitaria, como la de los rebeldes sin causa. Todavía me pone la carne de gallina la ultima frase «Iba matando canallas con su cañón de futuro«. Quizás,  pueda ser uno de mis primeros recuerdos musicales.

Desde la infancia, siempre me sentí diferente al resto, para lo bueno y para lo malo, las dos cosas. Supe encontrar cobijo en una banda que me entendía. Me resulta complicado elegir un tema de las bandas sonoras de mi vida, pero fue Eskorbuto y sus Cerebros destruidos. Es para mi una canción de los forajidos del sigloXX, que cualquier cantautor de country, fuera de la ley, hubiera firmado bajo esta letra; «Perdida la esperanza, perdida la ilusión, tus problemas continúan sin hallarse solución«.
Puedo decir que estos sonidos cambiaron mi vida, me enseñaron a valerme por mi mismo para todo. Esto es para mi el punk.

Sobre la tercera canción. Un buen día mientras navegaba por Internet, encontré una información sobre una banda llamada The Dubliners, eran bastante mayores y me sorprendió una frase: » tomar no tomamos drogas pero bebemos mas que los Rolling Stones«, esta banda me cautivó como su tema Whiskey in the jar. Esta canción para mi representa la informalidad de varios tipos cantando en la oscuridad de un pub con cervezas negras y whiskey de triple destilación en sus copas. Me abrieron a otros ritmos a otro tipo de letras… me enriquecieron a todos los niveles.

A principios de 2007, después de una conversación con mi madre sobre la música country antigua, me habló de un tipo, un cantautor de música old time, que no vestía gorros vaqueros, ya que era político, y hablaba sobre los campesinos, sobre la lucha, sobre la clase obrera. Era Woody Guthrie, y su canción Two good men dedicada a los anarquistas Sacco & Vanzetti (algo así como se van los buenos y aqui solo quedan hijos de puta), me abrió otra nueva visión de la música, ya que había gente que protestaba con la música antes de la llegada rock, y regalaba su música en las fabricas y campos de trabajo para «liberar» a la gente con sus notas.

Bien tarde conocí a Loquillo y sus famosas letras hechas por Gabriel Sopeña. El Creyente fue una canción que es como mi bandera; «Tener maneras de caballero, la sabiduría del escudero«, «Proscrito en los 5 continentes«, «Firme a la tempestad alzarás tu espada«. Genial, una forma de nunca darme por vencido como una piedra.

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