Gari y Bilbao


En nuestro viaje particular a través de las canciones, recalamos por segunda vez en Bilbao. La capital vizcaína también está presente en la discografía de Gari. El ex-vocalista de Hertzainak, legazpiarra de nacimiento pero bilbaíno de adopción, puso música a una letra de Jon Maia, bertsolari con el que suele colaborar. Un texto entre nostálgico y romántico hacia una ciudad que ha tenido una gran metamorfosis sobre todo alrededor de su arteria principal, la ría.

Zaharra zara Bilbo (eres vieja Bilbao) estaba incluída en el disco Eguzki berritan zaude.

En este otro video, interpretada junto al bilbaíno Fito en 1998.

Neoizko argiak erdi zintzilik
daude taberna gainean
urratu den, aurpegi den
pareta gorrian.

Zubiak gora zutitzen ziren
Portmoutheko ontzientzat
lehen «euskalduna», gaur palazioa
eta biharko laino beltzak.

Begiratzen zaitut
zuloaren gainetik
zerbait esan nahi dizut
zugan galdu aurretik
zaharra zara Bilbo.

La Vieja sartu da Nerbioi erriberan
oinak ur beltzetan, loreak baineran,
mozkortzen nauzu ta ezin zaitut edan.

Neoizko argiak erdi zintzilik
daude taberna gainean
egin nazazu zurea
kantak dirauen artean.

Gerritik heltzen ondoen dakien
beso luzearen jabe
guapa etorri, irri batekin
ziurtatua ez al gaude?

———————–

Luces de neón medio caídas
sobre la taberna,
en el rostro de la roja pared
agrietada.

Levantaban los puentes
para los barcos de Portmouth,
antes «euskalduna», hoy el palacio,
negras nubes para mañana.

Desde arriba
te observo en el agujero,
antes de perderme en ti
te quiero decir algo,
eres vieja, Bilbao.

Bilbao la Vieja entra en la ribera del Nervión
con los pies en sus negras aguas, las flores en la bañera,
me emborrachas y no te puedo beber.

Luces de neón medio caídas
sobre la taberna,
hazme tuyo
mientras dura la canción.

Dueña del largo brazo
que mejor coge de la cintura,
ven, guapa, ¿no nos basta
una sonrisa para estar seguros?

Doctor Deseo y Bilbao


Si hay un grupo estrechamente ligado a Bilbao ese es Doctor Deseo. Formados en la capital vizcaína en 1980, su incombustible líder y cantante Francis Díez, ha ido volcando en sus textos diferentes temáticas, desde el sustantivo que marca al grupo, deseo (pasiones, sexo, emociones…) a la incomunicación o la rebeldía. Muchas de sus canciones tienen como telón de fondo el «Botxo», pero en De nuevo en tus brazos (también conocida como «Morirse en Bilbao»), la que os traemos hoy, la ciudad está presente en primer plano. Su autor habla de un Bilbao festivo pero desde una óptica nocturna y pecaminosa. Para la ocasión se juntó con dos amigos para interpretarla, como Fito Cabrales (cuando estaba en Platero y Tú) y Robe Iniesta (Extromoduro).

Ahora que el carmín tiñe el cielo de tu noche
Y la ría en silencio susurra pecados
Hoy que por supuesto hay algo para olvidar
O quizás simplemente celebro estar vivo

Bailando en tus calles, me pierden tus bares
Hay vicio en el ambiente, la fiesta está caliente…..¡ay!

Morirse en Bilbao, no hay nada mejor,
Quemar la vida…
para volver a nacer …
de nuevo en tus brazos….
Para volver a nacer….
de nuevo en tus brazos….
Tanto tiempo a tu lado,
no quisiera marcharme

Sabes que me voy para echarte de menos
Gris escenario de pasiones y derrotas
Tú tan caprichosa: caricia o navaja.
Ahora que el carmín tiñe el cielo de tu noche
Y la ría en silencio susurra pecados
Hoy que por supuesto hay algo para olvidar
O quizás simplemente celebro estar vivo
Bailando en tus calles, me pierdo en tus bares
Hay vicio en el ambiente, la fiesta está caliente…..¡ay!
Morirse en Bilbao, no hay nada mejor
Quemar la vida,…
para volver a nacer…
de nuevo en tus brazos….
Para volver a nacer…
de nuevo en tus brazos

Antonio Vega: Muere Un Gran Músico, Nace Un Mito


Es complicado escribir cuando desaparece alguien tan especial como Antonio Vega que ha ocupado nuestras vidas tanto tiempo con sus canciones. Hace apenas un mes le veía en directo en el Kafe Antzokia de Bilbao cuando no sabía que ese iba a ser su último concierto. Después de haber ido a muchas actuaciones suyas, en esta le vi mejor que nunca. Un repertorio renovado, buenas versiones de sus temas clásicos, canciones rescatadas del olvido, y lo que es más importante: mayor vitalidad, mejor voz, buena actitud y mejor ejecución en escena. Eran signos que me hacían ser optimista para la nueva etapa en la carrera del músico madrileño. Incluso estrenó una nueva canción titulada «Antes de haber nacido». Preparaba su siguiente disco con material nuevo aunque antes iba a grabar uno en directo después de esta gira de teatros, pero tristemente ya no pudo ser. Se apagó su frágil cuerpo. Ese mismo cuerpo que escondía paradójicamente una fortaleza interior que nos hizo pensar tantas veces que no había nada que pudiera con él. En este último obstáculo que le había puesto la vida, ya pensaba en retocar las canciones que estaba preparando cuando acabara su primer ciclo de quimioterapia. Desgraciadamente no pudo más y un cáncer de pulmón acabó con él.

Antonio Vega poseía un don para traspasar la sensibilidad de la gente con su canciones.  La manera de plasmar en ellas  su biografía así como su peculiar mundo interior ha sido personal e intransferible, sin ningún parecido con otros músicos.  Era único y especial.  En un país donde la mayoría de artistas cantan más mal que bien, él además cantaba mejor que nadie uniéndolo a una voz exquisita y diferente. Sin olvidar su gran pasión, la guitarra. Tenía un estilo propio tocando el instrumento como así lo atestiguaban compañeros de profesión como Fito Cabrales en su biografía recientemente publicada «Soy todo lo que me pasa»:

«Con Antonio Vega siempre me ha ocurrido algo curioso, y es que me gusta más en solitario que con Nacha Pop. Los discos de Antonio Vega me ponen muchísimo. Tiene una facilidad bestial para componer y además la gente no aprecia apenas lo bien que toca la guitarra. Yo soy la imitación de mucha gente, la mezcla de muchas cosas, pero Antonio Vega es sólo él. Se ha inventado a sí mismo, nadie es como él, y no se sabe de dónde ha mamado, es único y no ha habido nada ni nadie igual a él anteriormente. Sus canciones son muy buenas, puedo decir que todas.»

Cuando presencié hace año y medio el final de la gira de regreso de Nacha Pop en Madrid, me di cuenta de lo que significaba el grupo verdaderamente para la gente. Para los que por razones de edad no tuvimos la ocasión de verles en su época, cuando Antonio era mucho Antonio, comprendimos la relación especial que existió entonces entre la banda y sus seguidores. Una relación provocada por unas canciones enormes y singulares, y por las antagónicas pero complementarias personalidades de los primos Vega.  Esa singularidad estuvo desde el principio con él, porque componer la primera canción de tu vida y que sea Chica de Ayer lo dice todo. Fue un músico vocacional, devocional y emocional (valga la repetitiva terminación). Decía hace poco en una entrevista:

«Se ha infravalorado muchas veces el trabajo del compositor y se ha dejado un poco de lado el hecho de ser artesano de una historia. Y eso a base de una cultura musical deficiente, descuidada, y que no exige a la gente poner atención. Está muy bajo el nivel de exigencia por parte del público a la hora de pedir cosas con calidad.»

Justo lo contrario que sus seguidores y sus compañeros de profesión hacia él. Se le valoraba como letrista y compositor, el artesano que nunca dejó de ser. Sus constantes conciertos año tras año por toda la geografía contaban con la presencia y el cariño de su público. Las colaboraciones con diferentes músicos se han repetido a lo largo de todo este tiempo, y el respeto que se le profesaba en vida ahora permanece aún más si cabe tras su muerte.

Antonio se ha ido pero nos ha dejado su obra. Desde aquí le deseo que en el sitio en el que se encuentre pueda recrearse con las emociones que siguen desatando aquí en la tierra sus canciones. Como ésta,  que escuchándola ahora humedece todavía más nuestros ojos y entrecorta nuestra voz.

Descanse en paz Antonio Vega

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